Quijote y Sancho acabaron acostumbrándose a los viajes en el
tiempo. Cayeron de pie en una selva con ruidos muy raros. Cerca de ahí vieron
unos huevos de velociraptors, cogieron un par, se alejaron y se fueron a
cocinar.
-Sancho dame los huevos –dijo Quijote
-Ahora los helechos, también esa libélula que hay en el suelo, y
cinco almendras. -Dijo Quijote
Metieron todos los ingredientes en un hueco que había en una
roca y en otro metieron los huevos. Después lo removieron bien con una rama de
bambú, trituraron las almendras y la libélula, y lo echaron con el huevo. Una
vez estuvo lista, se prepararon para comer. Bebieron la sopa, la escupieron y
dijeron a coro:
-¡Esto sabe a
rayos!
Entonces unos t-rex
los vieron y les persiguieron. Quijote y Sancho se metieron en un pantano, y
comenzaron a hundirse en el lodo. Los t-rex ganaron terreno, prácticamente les
pisaban los talones. Quijote y Sancho consiguieron salir de aquellas arenas
movedizas. Al salir del pantano se cayeron por una catarata que era gigantesca.
-¡aaaaaahhhhhhh!- Exclamaron a la vez Quijote y Sancho.
Los T-rex se pararon y los miraron pensativamente. Al llegar al final
inconscientemente se quedaron en la arena. Tras 5 minutos se levantaron de la arena
y fueron caminando por la arena siguiendo el río. Se cayeron por un precipicio
y una luz brillante les deslumbró; era la misma gema que siempre aparecía. Don Quijote
y Sancho no querían tocarla pero vieron a los T-rex de nuevo y sin pensarlo la
tocaron y desaparecieron.CONTINUARÁ...
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